La historiografía de los últimos treinta años ha circunscrito a Palazuelo en una abstracción de tipo idealista, muy vinculada a corrientes de espiritualidad, y a una concepción casi aurática del artista y de su obra. Si bien es cierto que se nutre de corrientes de pensamiento relacionadas con lo esotérico, con la cábala, con filosofías y procesos cognitivos no vinculados al pensamiento occidental, también lo es que las matemáticas, la física y el pensamiento científico son fundamentales en su trabajo.
El desarrollo de la abstracción y el uso de la geometría en su obra están íntimamente ligados a un proceso racional y performativo, basado en el descubrimiento -no en la invención- de nuevas formas.
En el trabajo de Pablo Palazuelo se pueden diferenciar dos grandes momentos, marcados por su estancia en París (durante más de dos décadas) y por su regreso a España. El hecho de que se instalara en la capital francesa a finales de los años cuarenta, y que muy pronto se vinculara a la Galería Maeght de esa ciudad, fue determinante en la proyección de su trabajo.
A los pocos años de comenzar a pintar, la obra de Palazuelo estaba ya presente internacionalmente en exposiciones no sólo del arte español del momento, sino también en muestras temáticas que abordaban la abstracción desde diferentes perspectivas; también muy pronto su obra fue incorporada a colecciones de particulares y de museos europeos y americanos.
En España, en cambio, no fue hasta su regreso, ya a finales de los sesenta, cuando se empezó a conocer bien su trabajo; comenzó entonces un proceso de difuminación del panorama internacional, donde no se le sitúa de la forma que merece en el contexto del arte de la
segunda mitad del siglo XX. Pero más allá de la mera “anécdota” del reconocimiento recibido, también es destacable la influencia de estos cambios en la factura de las piezas. El trazo inquieto, la manipulación constante del dibujo, de las pinturas, visible en la primera etapa, se
hizo más distante a la vez que más refinado en los años más recientes, en los que el proceso, el gesto, se distancian más del resultado final de la obra.
Pintor, escultor y grabador, Pablo Palazuelo (Madrid, 1916) es uno de los artistas con una trayectoria más significativa dentro de la Abstracción española. Palazuelo estudia arquitectura en Madrid y en el Royal Institute of British Arquitects de Oxford y, a partir de 1939, se dedica en exclusiva a la pintura. Becado por el Gobierno francés, se traslada a París en 1948, y allí coincide con otros artistas españoles.