Sempere - Soledad Sevilla

Líneas paralelas

Me desvelo, y pienso en Sempere. ¿O me desvelo porque pienso en Sempere?

Decliné, en un principio, esta amable invitación a escribir un texto sobre Sempere pensando que nada podía yo aportar a todo lo ya dicho sobre su obra, pero veo ahora que esa inesperada e inmerecida propuesta ha tenido al fin la facultad de incitarme a la escritura -aunque siga, no obstante, pensando exactamente lo mismo- ya que ha acabado por enfrentarme de nuevo a la cuestión de qué es lo que me cautiva de su obra, una obra a la que me siento tan unido, por la que siento tanta admiración. O sea, de desvelarme una vez más pensando en Sempere.

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Biografía

Sempere es el artista alicantino más internacionalmente conocido y uno de los artistas españoles más relevantes de la segunda mitad del siglo XX. Su obra siempre en torno a la abstracción geométrica algunas veces cinética y otras más lírica y paisajista, muestra una trayectoria artística de una coherencia impecable. Sus obras son fruto de un trabajo riguroso y continuado sobre la forma geométrica, la ilusión óptica y la sensación de movimiento, aunque poseen un lirismo muy singular y una gran belleza formal.

Nació en Onil, una pequeña ciudad industrial de la provincia de Alicante en 1923 en una humilde familia de artesanos pero estudió en Valencia, en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos donde las enseñanzas del arte moderno estaban proscritas. Marchó entonces a París donde se instaló durante doce años alejándose del clima asfixiante de la cultura española. Allí conoció personalmente a algunos supervivientes de las vanguardias como Braque o Arp, se instruyó en los fundamentos del arte moderno con las obras de Kandinsky, Mondrian o Klee aunque se relacionó, por afinidad creativa, con los artistas más constructivistas, ópticos y cinéticos de la galería Denise René. En la capital francesa desarrollaría su propio lenguaje abstracto geométrico abandonando para siempre la figuración plasmada en sus espléndidas series de gouaches sobre cartulina y relieves luminosos.

Años después, en 1960 regresó a España instalándose en Madrid con Abel Martín, su fiel y leal compañero a quien había conocido en París y del que no se separaría hasta el final de sus días. Sin abandonar la abstracción geométrica su obra discurre por el paisaje castellano, absorbiendo formas, texturas y colores del grupo de amigos informalistas con el que se relaciona en torno al Museo de Arte Abstracto de Cuenca o en la galería Juana Mordó de Madrid. Cosecha éxito y reconocimiento, está presente en bienales y exposiciones nacionales e internacionales. Y además, se involucra en alguna de las aventuras más hermosas del arte español siendo uno de los pioneros convencidos constructores de modernidad: la creación del Museo de Arte Abstracto de Cuenca, el arte cibernético del Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid, el diseño y génesis del Museo de Escultura al Aire Libre del Paseo de la Castellana o su propio Museo de la Asegurada gracias a la donación en beneficio público de su colección de obras de arte contemporáneo a la ciudad de Alicante, hoy Museo de Arte Contemporáneo de Alicante.

Años después es nombrado Hijo Predilecto de la Provincia, Hijo adoptivo de la ciudad de Alicante, Doctor Honoris Causa por esta Universidad y Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Muere en Onil en 1985, víctima de una grave enfermedad degenerativa.

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